Aunque el espíritu de la Navidad apela a lo intangible, un pequeño obsequio puede convertirse en el detalle idóneo para diferenciarnos de la competencia. Le hace saber a nuestro cliente cuanto lo valoramos, y le recuerda que estamos ahí para cuando nos necesite.
Pero, la elección del objeto que decidamos regalar no debe ser tomada apresuradamente. Entre más tiempo dediquemos a investigar qué es eso que le puede hacer falta a nuestro cliente, qué es lo que más le gusta y cómo hacer del detalle algo único y especial, nuestra inversión será coherente, ajustada a nuestro presupuesto y muy efectiva.
Además, este artículo promocional debe ser parte de nuestra estrategia de relacionamiento; un complemento de otras tácticas para asentar relaciones comerciales sólidas, estrechas y de confianza con nuestros clientes.
Ahora bien, para elegir bien el producto publicitario que queremos dar en esta época festiva, es necesario considerar algunas variables:
Los clientes son personas, y si usted no guardaría un calendario o recibió demasiados, seguramente se deshará de algunos. Algo similar pasa con las tarjetas o postales; en la mente de muchos clientes significan una falta de presupuesto o de tiempo por parte de su proveedor, un detalle muy contrario a ser considerado, desinteresado y sorpresivo. Representan falta de esfuerzo.
Un regalo de este tipo puede ser excesivo y es considerado una especie de soborno, y pone al cliente en una situación incómoda y complicada.
Por ejemplo, cada vez son más las personas que se preocupan por el cuidado del medio ambiente, así que prefieren regalos ‘eco-friendly’ hechos de madera, corcho, papel reciclado o papel semilla, entro otros; eso sí, que sean de calidad, de buen gusto y estilo.
Que el presupuesto y la calidad del regalo que demos a un hombre sea igual que el que le damos a una mujer. De igual manera, que la calidad y sentimiento, así sean dos objetos con diseños diferentes, se vea reflejada en el artículo que le brindemos tanto a un director ejecutivo como a su secretaria
Hay que tener en cuenta puntos clave como los colores característicos de nuestra marca, la tipología de letra e incluso el área de impresión del logo. Recordemos que el regalo corporativo busca que nuestro cliente nos recuerde y aprecie, y los elementos que componen nuestra imagen corporativa son el reflejo de cómo es nuestra compañía, su personalidad y reflejan toda una serie de valores y emociones con los que el cliente se siente identificado.
Siguiendo estas pautas veremos buenos resultados y lograremos acercarnos a cumplir con el objetivo de fidelización de los clientes con nuestra marca.